lunes, 16 de julio de 2007

TRIBUTO

Hola.

Hace tiempo, cuando en México, los temores de la gente radiaban entre la posibilidad de repetir un régimen de derecha o de que entrara un “Hitler” a la presidencia. Hubo amistades separadas por la división y polarización del país, a los Intelectuales, Pintores, Escritores y otros artistas se les negaba el crédito de su trabajo, como a todo empresario y medio de comunicación se le tachaba de vendido. En esos tiempos, cuando todo aquel que no fuera miserable era burgués partidario de la derecha y todos los miserables eran pecadores conjuntos de la izquierda radical, seis locos decidieron aportar dulce a la Manzana de la discordia o una gota de agua al ahogado vaso del mundo de la política.
Una noche de trabajo entre seis integrantes y “a la diez tengo que llegar a mi casa” salio el nombre “seis y las diez”, aunque "más de uno" del grupo diría que fue una simple casualidad etílica.
Esos tiempos han terminado y una proporción del país fue derrotada por un fraude o una actitud de no querer ser llamado pobre. En cualquier caso, transcurrido el año, los ánimos se han enfriado a témpano de destruir al grupo.
El horno no está para bollos de interés en algo que no sea remunerado, en algo que no te produzca la cantidad de lana suficiente para completar tus intereses personales. Las ideas no son suficiente alimento del alma cuando se vive al borde la miseria y en el constante estado de inestabilidad. ¿Quién se pregunta a donde se fueron mis ideales de lucha, con el estómago vacío, con trabajo de fin de semana o simplemente con tanta frustración que no se estimula la inspiración?
Vasta victoria de la mitad del País que ha callado y opacado lentamente nuestros ideales. Vasta derrota cuando nos traten de decir que la vida está hecha de ideales y no de cosas que satisfagan nuestras necesidades creadas. El circulo vicioso del contradictorio sistema de control por el mercado, traducido en la imposible capacidad de decirle a la gente “mas vale ahora” que “ahora menos vales”.
Ese grupo que peleaba en contra de valer menos, del cuál recuerdo nuestra amistad entre los pelos de los gatos de casa del Vls, la deliciosa pasta que preparaba y un vino baraton pero sabroso (recomendaría el “Carlo Rosy” que si a falta de sed o de plata, hasta por galón lo encuentran) que derrumbaba muros de traumas personales y algunos conflictos con otro miembro del grupo. Ahí las discusiones rondaban desde acordar si se apagaban o no los celulares a la hora de las reuniones y si la hora de salida eran las 9:00 o 10:00 pm hasta la organización secreta, tiempos y gente involucrada de planes que nunca se llevaron a cabo, mientras la pareja de alguno de los miembros esperaba en la puerta para acompañarlo a su respectivo hogar. En una clásica escena de película de Hollywood pasábamos de ser un grupo de gente con la idea de tener acción política a un grupo de cuates buena onda que recurríamos a la discusión para no perder nuestra amistad. Pero eso se ha terminado después de un año de no poder ajustar las coincidencias.
“Divide y vencerás” para en seis partes aisladas y a paso lento destruir ideales. En seis partes divididos ahora y con la duda de la existencia del interés común, viajando por el mundo, madurando y con la nostalgia de volver a compartir el mismo rumbo en el futuro, el de seguir una idea disparatada y soñadora que le de un camino diferente a la depredación de nuestro ambiente. El camino de “La lucha para todos”

Texto de tributo al difunto grupo de trabajo “seis y las diez”

Rodrigo